viernes, 2 de diciembre de 2011

Las judías con chorizo de mi abuela

Hoy granizó gran parte de la mañana, y ya sólo ver una cazuela de barro con un guiso dentro parece que calienta el corazón. Una receta humilde que me recuerda a la cocina de carbón de mi abuela ¡Casi puedo oler el humo!





INGREDIENTES (para cuatro personas)

Una cebolla grande
Dos dientes de ajo.
Dos patatas medianas.
Un manojo de judías verdes planas.
Un chorizo, a ser posible curado y ahumado.
Una cucharada de pimentón.
Cuatro cucharadas de aceite de oliva.
Medio vaso de vino blanco.
Una pizca de sal.


Lavar bien las vainas, cortarles los extremos y retirar los hilos en caso de que hiciera falta. Trocear. Poner a hervir en agua con sal.

En otra olla, sofreír la cebolla y el ajo picados muy finamente, en el aceite de oliva, a fuego medio. Mientras, le quitamos la piel al chorizo y desmenuzamos o picamos en rodajas, como más nos guste. Lo añadimos al sofrito junto a la cucharada de pimentón y vamos dando vueltas. Pelamos y cortamos las patatas de manera quebrada; dejando que la última sección de cada corte se tronche. Al quedar la patata "rota" en vez de cortada en un tajo limpio, se deshará un poco con la cocción y esto hará que se espese la salsa.
Las añadimos al sofrito con chorizo y subimos el fuego para darle un golpe de calor y añadir el vino sin dejar de remover.

Sólo nos queda agregar las judías que ya estarán medio cocidas, con parte del agua que hemos utilizado para cocerlas. No toda, sólo la suficiente para apenas cubrir el resto de los ingredientes.

Dejar cocinar a fuego lento hasta que estén listas las patatas. Rectificar de sal si es necesario.

SI la salsa nos gusta más espesa, podemos añadir un poco de pan rallado y dejar cocinar unos minutos más.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Buñuelos de espinacas.

Uno de los primeros platos que nos pone la abuela del Señor Amarenas los domingos.¡Riquísimos! Con estas cantidades saldrán apróximadamente tres docenas de buñuelos.



INGREDIENTES
Unos 300 gramos de espinacas frescas o 200 de espinacas hervidas y escurridas.
2 huevos.
120 gr. de harina de trigo.
Un pellizco de sal.
Un poco de ajo en polvo(opcional)
100 ml. de leche.
Una cucharada de te de levadura química.

Aceite de oliva para freír.

Hervimos cinco minutos las espinacas troceadas en abundante agua salada y escurrimos bien. ¡Parece imposible lo que menguan!

En un bol batimos los huevos. Añadimos el resto de los ingredientes menos las espinacas, batiendo enérgicamente. Podemos dejar reposar un rato y volver a batir, así se desharán mejor los grumos. Cuando tengamos una crema fina y lisa podemos añadir las espinacas cocidas y BIEN escurridas. Si queremos unos buñuelos más redondeados, la verdura ha de estar más picada. A mí me gusta notar la espinaca así que van casi enteras, y es la razón de las formas rocambolescas de los buñuelos de la foto, con los tallos disparándose para aquí y para allá.

Mezclamos bien la verdura con la masa y ponemos a calentar aceite en una sartén o cazo hondos. Es importante que haya suficiente aceite para que al freírlos floten, y así quedará un dorado homogéneo, mientras que si tocasen el fondo quedarían de forma aplastada y más dorados por las partes que rozan la sartén.

El aceite ha de estar a temperatura media, que no humee en ningún momento. Vamos vertiendo cucharada a cucharada la masa de buñuelos con espinacas con delicadeza. Al principio se hundirá pero saldrán a flote en unos segundos. Vamos dándoles la vuelta hasta que estén bien fritos, sin pasarnos con la temperatura del aceite (muy importante, o quedarán crudos por dentro además de degradar innecesariamente un aceite que se puede reutilizar).

Vamos retirando los buñuelos a un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite, y serviremos calientes, recién hechos.

domingo, 30 de octubre de 2011

Berlinas glaseadas (Donuts clásicos)

¡El secreto de la glasa de los donuts!. No podía ser otra cosa, todo lo rico lleva grasa y azúcar, y esto no iba a ser menos: mantequilla y azúcar.
Yo los hice en la panificadora, pero con un poco de paciencia se pueden amasar a mano también.



INGREDIENTES:

500 g. de harina.
100 g. de azúcar.
Una pizca de sal.
Un huevo.
Una cucharadita (de las de café) de cardamomo en polvo.
La ralladura de una naranja.
25 g. de levadura fresca prensada.
200 ml de leche.
50 g. de mantequilla.

Para la glasa, mantequilla y azúcar glass.


Añadimos todos los ingredientes menos la mantequilla en la panificadora, en el programa de amasado sin cocción, y la dejamos trabajar por nosotros. Diez minutos antes de que acabe de amasar (en el libro de instrucciones suele venir el tiempo de amasado de cada programa) añadimos la mantequilla a temperatura ambiente, en pequeños trozos.

Si lo hacemos a mano será un poco más trabajoso pero el sistema es el mismo: Mezclar todos los ingredientes secos en un bol, añadir el huevo batido y la leche y remover. Terminar amasando todo y cuando esté integrado, aplanar, colocar la mantequilla en el centro, envolver, y seguir amasando hasta que todo forme una masa lisa y que no se pegue a la encimera.

Dejar levar hasta que doble su volumen.

Desgasificar con unos pequeños golpes y con la ayuda del rodillo de cocina aplanar hasta un centímetro y medio de espesor, aproximadamente. Recortar los donuts con la ayuda de una taza o molde, y agujerear el centro con un tapón. Yo usé uno metálico de una botella de aceite que cortaba muy bien.

Dejamos reposar una hora aproximadamente y procedemos a freír en aceite de sabor neutro. Yo usé girasol pero también vale el de maíz u oliva suave.

Para freír las berlinas el aceite no puede estar muy caliente porque se dorarían demasiado rápido sin crecer mucho, pero tampoco frío porque se quedarían muy duros por fuera. Podéis hacer pruebas hasta alcanzar la temperatura ideal con recortes sobrantes, pero para que os hagáis una idea yo usé la potencia cuatro en un mando que tiene seis.

Una vez fritos los vamos dejando sobre papel de cocina para que absorban el excedente de aceite y se enfríen un poco.

Preparamos la glasa: En el microondas derretimos unas tres cucharadas de mantequilla, y cuando esté completamente fundida vamos añadiendo el azúcar lustre que admita hasta obtener una consistencia tipo leche condensada. Si nos quedan grumos no pasa nada: Si dejamos reposar y volvemos a batir desaparecerán sin problemas.

Con un pincel de cocina pintamos los donuts o berlinas y a disfrutar... ese día, porque al día siguiente, y aviso porque el que no avisa es un traidor, de que se ponen reblandurrios en apenas unas pocas horas. He probado a congelar unos cuantos recién hechos (sin glasa) para chocolatear más adelante, ya actualizaré con los resultados del experimento.

Actualización: Efectivamente al descongelar quedan como frescos, pero pasadas unas horas comienza el proceso de reblandecimiento.

sábado, 29 de octubre de 2011

Pollo al curry

Una receta fácil de sabor muy característico que nos dejará la casa impregnada de aromas exóticos.



INGREDIENTES(Para 4 personas)

Dos pechugas de pollo limpias y en trozos de bocado.
Dos dientes de ajo picados o machacados.
Dos cebollas picadas en trozos lo más pequeños posible.
Aceite de oliva.
75 ml. de nata para cocinar.
100 ml. de caldo de verduras, pollo o en último caso, agua.
Una pizca de sal.
Una cucharada de postre de la mezcla de especias denominada curry.


Calentamos una sartén con el fondo pintado de aceite y a fuego fuerte procedemos a sellar los trozos de pollo. No los hacemos del todo, simplemente tiene que cocinarse la parte exterior quedando crudos por dentro. No hace falta cocinarlos más porque luego hervirán un momento con la salsa y si nos pasamos quedarían secos. Reservamos el pollo.

En la misma sartén y con un chorrito de aceite de oliva sofreímos la cebolla a fuego lento, hasta que se dore. Al llevar tanta cebolla es importante que la sofriamos bien, a fuego lento y durante mucho rato, porque si la hacemos a toda prisa luego nos repetirá.

Añadimos el ajo y la sal y sofreímos un rato más. Añadimos el vino blanco, la nata, el caldo , las especias, y dejamos reducir. Si nos gusta picante podemos añadir un poco de pimentón picante o pimienta negra.

Cuando los líquidos hayan reducido y todos los ingredientes se hayan integrado hasta formar una crema, añadimos los trozos de pollo y dejamos cocinar un par de minutos más. Servimos inmediatamente, yo aconsejo acompañarlo de un buen arroz blanco.

viernes, 14 de octubre de 2011

Melonpan

Esta receta de Melonpan, un bollo dulce extremadamente conocido en Japón y otros países asiáticos, la he hecho tal cual explican en uno de mis canales favoritos de youtube, Cooking with dog,y me ha parecido tan buena, que no puedo menos que traducirla aquí con mis resultados y ofreceros a navegar por sus recetas. Seguro que no dejaréis de hacer al menos una.



Este bollo no se llama Melonpan porque alguno de sus ingredientes sea el melón, si no por el cuarteado superior que quizá recuerde en algo a las estrías de algunos tipos de melón. No es más que un bollo dulce (con la masa tipo brioche) recubierto de una fina capa de galleta y azúcar, (por lo cual tendremos que hacer dos elaboraciones de masa diferentes), pero la textura y el sabor creo que merecen la pena. Vamos allá pues con la receta, tiene unas pequeñas variaciones sobre la original, pongo ambas y vosotros elegís.



INGREDIENTES


Para la masa de galleta:

25 g. de mantequilla sin sal.
35 g. de azúcar.
25 g. de huevo batido (el resto del huevo se usa en el pan)
80 g. de harina de repostería.
1/4 de cucharada de postre de levadura química.


Para la masa de bollería:

140 g. de harina de repostería.
25 g. de azúcar.
Una pizca de sal.
30 g. de huevo batido.
5 g. de leche en polvo desnatada +70 ml de agua tibia (yo usé 50 ml de leche)
15 g. de mantequilla.

Más azúcar para recubrir.


Primero nos ponemos con la masa de galleta con la que recubriremos los panecillos. Batimos el azúcar con la mantequilla hasta obtener una mezcla espumosa que blanqueará, y añadimos el huevo batido. Después vamos añadiendo la harina a la vez que amasamos hasta que todo esté integrado. Hacemos un rulo, lo envolvemos en papel film y reservamos en la nevera para que se endurezca ligeramente.

Mientras tanto hacemos la masa de bollería, en la panificadora es muy fácil: Seleccionamos el programa amasado, añadís todos los ingredientes menos la mantequilla, y dejamos hacer a la máquina. Cuando todos los ingredientes formen una masa compacta,casi al final del programa, añadimos la mantequilla. Las panificadoras que yo conozco suelen emitir un aviso ya previsto para este fin, antes de finalizar el amasado y comenzar el levado. Dejamos fermentar dentro de la pani el tiempo previsto por el programa.

Para la elaboración a mano os remito directamente AL VÍDEO ORIGINAL, porque aunque esté en inglés se ve muy bien todo sabiendo los ingredientes. Este proceso comienza en el minuto 2:00.



Cuando termine el proceso de levado y la masa haya crecido el doble, formamos los bollitos. En la receta original hacen 5, pero yo he hecho 6 y creo que quedan del tamaño perfecto, además de que es más fácil cortar las porciones iguales.

Hacemos 6 porciones con la masa de bollo, formamos bolas y las dejamos reposar.

Mientras, hacemos también 6 porciones con la masa de galleta, con las que formaremos bolas que aplastaremos entre dos papel film transparente, formando unas tapas finas.

Colocamos las tapas de galleta sobre cada una de las bolas, procurando no manipular demasiado porque con el calor de nuestras manos se habrán reblandecido. Envolvemos bien los bollitos, no hace falta cubrir el fondo pero sí que el borde de la galleta no quede visible. Procuramos que el bollito quede lo más redondo posible porque así son más bonitos...

Ahora viene lo complicadillo: Cogemos cada uno de los melonpan ya formados, y cogiendo un pellizco en la base, los apoyamos cara abajo en un bol con azúcar para que queden recubiertos. Luego con un cuchillo hacemos incisiones en forma de damero.

Dejamos levar una media hora en un sitio templado, y cuando hayan comenzado a abrirse por las marcas, horneamos en horno precalentado, a 170º durante 15 minutos. Cuidado con vuestros hornos, no se tuesten demasiado, el aspecto delicioso de estos bollitos se debe en gran parte al aspecto tierno de la galleta.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Tarta de chocolate y nubes

¿Por qué los americanos le echan nubes al chocolate a la española? No lo sé, me habéis pillado. Pero el chocolate y las nubes (allí los llaman malvaviscos) hacen buena combinación, como muestra, esta tarta.



INGREDIENTES
85 g. de mantequilla.
225 de azúcar glass.
esencia de vainilla.
2 huevos batidos.
85 g. de chocolate negro troceado.
150 ml de leche.
175 g. de harina de fuerza.
Una cucharadita de levadura química.


Para la cobertura...

175 g de nubes (el color de la cobertura dependerá del color de las nubes)
1 cucharada de leche.
2 claras de huevo.
2 cucharaditas de azúcar glass.




Ponemos a fundir el chocolate al baño maría, cuando esté fundido añadimos la leche al chocolate y mezclamos bien. Dejamos enfriar un poco. Mientras tanto batimos la mantequilla con el azúcar glass y la vainilla, y vamos añadiendo el huevo poco a poco hasta integrar. Puede parecer que se corta pero esto se solucionará al añadir el resto de los ingredientes.

Mezclamos la mezcla de chocolate con la de mantequilla y huevos, y añadimos también la harina y la levadura. Integramos todos los ingredientes perfectamente y horneamos en un molde engrasado, a unos 160º, 50 minutos aproximadamente. Cuidamos de que no se dore en la superficie cubriendo el pastel con un papel de aluminio en cuanto veamos que se ha hecho costra en la superficie.

Desmoldamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.

Para la cobertura, tenemos que derretir las nubes con la ayuda de una cucharada de leche. Fuego lento y sin dejar de remover. Dejamos templar mientras montamos las claras a punto de nieve. Añadimos el azúcar indicado para la cobertura y batimos hasta obtener un merengue muy firme. (podemos usar ácido tartárico para ayudar en la tarea).

Sólo nos falta mezclar el merengue con los dulces de malvavisco derretidos y dejarlo reposar un ratito antes de cubrir el bizcocho (que ya deberá estar frío).

Yo lo he decorado con pipas recubiertas de chocolate pero cualquier adorno oscuro que contraste con la cobertura quedará muy bien.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Trenza de nueces con masa casi Challah en panificadora.



Decidida a hacer una trenza de brioche rellena de frutos secos me puse en la búsqueda de una masa que todavía no hubiese probado, y navegando navegando llegué a la página de Mari´s Cakes donde me encontré con un pan judío llamado Challah, parecido al brioche pero endulzado con miel, y me puse manos a la obra. Cambié un poco los ingredientes, la receta original la podéis encontrar aquí, y la que yo utilicé es la siguiente.



Los ingredientes para una trenza muy grande son:

550 g. de harina.
200 ml. de agua tibia.
4 cucharadas soperas de miel.
2 cucharadas soperas de azúcar.
1 cucharadita de sal.
25 g. de levadura fresca prensada.(un cubo)
3 huevos
60 g. de mantequilla a temperatura ambiente.

Para el relleno:
200 g de nueces picadas.
200 g de azúcar.
Un chorro de licor de anís.

Programamos la panificadora en el modo "masa", y añadimos todos los ingredientes de la masa menos la mantequilla, y procurando que la levadura no esté en contacto directo con la sal.

Dejamos hacer a la máquina hasta el último amasado, momento en el que añadiremos la mantequilla cortada en dados. Dejamos terminar el programa de levado y pasamos a formar la trenza.



Hacemos el relleno mezclando las nueces trituradas, el azúcar y el anís. Al principio parecerá muy seco pero en un rato se formará una pasta aromática y manejable.

En una superficie de trabajo limpia y enharinada, dividimos la masa en tres partes iguales y formamos unas planchas rectangulares de unos 20 por 40 cm. Si tenéis una cocina tan pequeña como la mía tendréis que hacerlas de una en una...

Sobre cada placa de masa extendemos muy bien una tercera parte del relleno, con la ayuda de una cuchara. Tiene que quedar una capa muy muy fina de frutos secos y cuanta más superficie cubra mejor.

Enrollamos cada una de las tres partes en sentido longitudinal para formar tres brazos de gitano muy largos.



A continuación con un cuchillo afilado hacemos cortes longitudinales en cada uno de los rollos, de manera que asome el relleno. Yo hice 4 cortes en cada parte.

Ahora viene lo cuidadoso. Trasladamos las tiras a una bandeja de horno cubierta con papel sulfurizado (cuidado que no se nos deshagan) y las trenzamos. En los extremos doblaremos la masa hacia debajo de la trenza para que queden unos rematese más estéticos.

Pintamos con huevo batido y al horno. El tiempo depende de vuestro horno, yo la he tenido una hora a 170º, cubriéndola con una hoja de papel de aluminio hacia el cuarto de hora de horneado, momento en el que ya se había formado una corteza superior que me permitía colocárselo por encima sin que se pegase a la trenza.

En la siguiente foto de un trozo de la trenza abierto con los dedos (sin cuchillo) se puede apreciar la dirección del alveolado cruzándose en la intersección de dos rollos.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Crema de queso "Afuega´l pitu" con finas hierbas.

El queso Afuega´l pitu es uno de los tipos de quesos producidos en Asturias desde hace más tiempo, parece ser que este queso aparece documentado ya en el siglo XVIII, lo que no sé es el porqué del nombre. Leo en algunos sitios que es porque se aprieta el paño donde se le extrae el suero, pero me parece más divertido pensar que es porque tragarlo es un tanto trabajoso, por esa textura pastosa que se te pega al paladar y que bien merece un trago de sidra para ayudar a bajarlo.



Cuando el queso pierde su frescura podemos darle una nueva vida añadiendo ingredientes que le den un poco de sabor y una nueva textura. En este caso yo añadí:

Ajo fresco.
Perejil fresco
Cebolleta.
Aceite de oliva.
Pimienta.

Lo metí todo en el vaso de la trituradora, junto con una buena parte de queso Afuega´l pitu. No especifico cantidades porque esto más que una receta es una idea que podemos hacer con cualquier queso fresco, y todo depende de nuestro gusto.


martes, 28 de junio de 2011

Caipirinha (receta suavecita de mi madre)

A mi madre le llaman Doña Caipirinha. Se ha hecho famosa con este cóctel en el camping donde veranea.



INGREDIENTES

1 litro de limones exprimidos.
2 o 3 limas.
6 cucharadas soperas de azúcar.
100 ml de cachaça.
Hielo picado.


El día anterior a consumir lavar muy bien y exprimir un montón de limones y mezclar el zumo con la cachaça y el azúcar. Dejar en un bote hermético con las cáscaras macerando toda la noche(El aroma de la cáscara le da un toque especial). Al día siguiente retiramos las cortezas del limón y añadimos las limas cortadas en gajos.

En el momento de tomarla, echamos una cucharadita de azúcar en el fondo de la copa, llenamos la misma con hielo picado, y servimos la mezcla anterior. Tomar con pajita, absorbiendo el azúcar del fondo para apreciar su textura crujiente en la boca.

Como casi no lleva alcohol, apenas sirve de aromatizante, ¡Está buenísima!

lunes, 27 de junio de 2011

Boquerones en vinagre

El verano, los calores, comer en el jardín, gazpacho y boquerones ¿Sigo estando en Galicia?



Hacer boquerones en vinagre es fácil pero laborioso. Limpiarlos es un autentico acto de paciencia, luego macerarlos, y finalmente, yo al menos, congelarlos por si en alguno de ellos reside el bichito parásito llamado anisakis. ¿Lo bueno? Que si los congelas en tuppers pequeños con la cantidad de boquerones que quieras servir, puedes tener boquerones en vinagre todo el año con el trabajo de un día.

Vamos con la receta. Yo generalmente hago medio kilo de pescado pero si tenéis ganas o un pescadero majo que os limpie los boquerones, podéis hacer más.

INGREDIENTES

500 g de boquerones frescos.
250 ml. de vinagre (de vino o manzana).
1 diente de ajo.
250 ml de agua.
Un par de hojas de laurel.
Perejil picado al gusto.
Sal.

Limpiar bien los boquerones es el secreto para que la carne del pescado quede muy blanca. Cualquier resto de sangre oscurecerá el resultado. Para limpiarlos, en el fregadero con agua muy fría. Con la ayuda de unas tijeras o con la uña si la tenemos resistente, rompemos la espina dorsal justo detrás de la cabeza, y tiramos de ella hacia el vientre. Arrastrará con ella todas las vísceras, rompiendo la piel de la barriga del pescado, que es muy frágil. Lavamos bien cada uno de ellos bajo el chorro del grifo, abriendo más con el dedo si es necesario, hasta eliminar cualquier resto de sangre o tripas.
Quitarles las espinas es muy fácil, tirando de la espina dorsal hacia el vientre también, se separará fácilmente y abrirá el boquerón en dos. Desprendemos la cola tirando de ella y seguimos limpiando hasta que sólo quede la carne limpia. Así unas 30 veces, hasta acabar con el medio kilo de boquerones. Ya os dije que había que tener paciencia. No hay que preocuparse por las pequeñas espinas finas como pelos que quedan prendidas en los lomos, se desharán con el vinagre.

Una vez limpios y requetelimpios los pescaditos, mezclamos igual cantidad de vinagre que de agua, y una cucharadita de sal, y los sumergimos en el líquido. Deben quedar totalmente cubiertos. Yo también añado un diente de ajo laminado y un par de hojas de laurel, aunque en muchas recetas recomiendan ponerlos en crudo al final. Yo prefiero hacerlo así porque me gusta el sabor del ajo pero no comerlo crudo, así que antes de servir retiro las rodajas del bulbo y no se encuentran en el plato, estando presente su sabor.

Dejamos macerar los boquerones toda la noche.

Si queremos acelerar el proceso, aumentaremos la cantidad de vinagre de la mezcla con agua. En un medio más ácido no hace falta tenerlos tanto tiempo, pero también quedarán más rígidos.

Al día siguiente se escurre bien el pescado, que ha de tener la carne blanca por fuera y por dentro (abrimos el más grueso para comprobar). Retiramos el laurel y el ajo, y colocamos en envases de plástico que puedan ir al congelador. Podemos aliñarlos con aceite de oliva antes o después de congelarlos, yo lo hago antes porque he leído que congelándolos protegidos con aceite se conservan mejor y se rompen menos, así que al colocarlos en los envases añado aceite de oliva virgen extra entre cada capa de pescaditos.

Dejar congelados al menos 48 horas para prevenir el anisakis.

Dejar decongelar a temperatura ambiente un par de horas antes de consumir, y esparcir perejil picado fresco por encima al servir. Una vez descongelados pueden guardarse en el frigorífico varios días, siempre cubiertos con aceite.

Recomendado acompañar con una buena cesta de pan para mojar el aceite de oliva.

jueves, 23 de junio de 2011

Yogures de vainilla con compota de picotas (Yogurtera)

Retomamos el trabajo en el blog después de una gran pausa por motivos personales (festivos), con una receta sencilla y uno de mis autoregalos de boda: Una yogurtera. Parece mentira lo fácil que es hacer yogures en casa con este baratísimo electrodoméstico. No sé si ahorraremos mucho en la elaboración de nuestros yogures, pero lo que es seguro es que sí lo haremos en envases plásticos que por lo visto en no todas las ciudades reciclan como se debería.



Como estamos en época de cerezas, me animé a hacer una compota de picotas para estos yogures.

INGREDIENTES

200 g. de picotas lavadas.
4 cuchardas de azúcar. (cantidad orientativa, depende de lo golosos que seamos)
Unas gotas de esencia de vainilla.
750 ml. de leche desnatada.
Un yogur natural.
Dos hojas de gelatina neutra.

El día anterior a la elaboración de los yogures, hacemos la compota. Deshuesamos las picotas y las ponemos a calentar en un cazo con dos cucharada de azúcar. A los cinco minutos de hervir, que ya habrán soltado un montón de jugo, añadimos la gelatina que habremos puesto a hidratar previamente, y la disolveremos muy bien con la ayuda de una cuchara de madera. Se puede cocinar más, pero personalmente creo que a las cerezas no les sienta muy bien la cocción, pierden el sabor.
Retiramos del fuego y repartimos en las tarrinas de cristal de los yogures. Podemos llenar más o menos el vaso según nos guste. Dejaremos enfriar a temperatura ambiente y luego meteremos en frigorífico para que cuaje la gelatina.



Al día siguiente pondremos a fermentar el yogur. Calentamos ligeramente la leche y le añadimos azúcar al gusto (Yo calculé una cucharada de postre por yogur). Removemos hasta que se disuelva. Dejamos enfriar al menos a 40 grados pues es la temperatura óptima para que el yogur fermente y reservamos. Batimos el yogur (comprado o de una tanda anterior de yogures caseros) con la esencia de vainilla hasta obtener una crema fina y sin grumos, y vamos añadiendo leche poco a poco hasta completar los 750 ml. Repartimos en los vasitos de yogur con cuidado de no deshacer la compota/gelatina de cerezas, y metemos en la yogurtera unas 12 horas.

Cuando estén cuajados dejamos enfriar a temperatura ambiente antes de meter en la nevera, y después refrigeramos. Al cabo de un día de frío estarán más cremosos.

viernes, 22 de abril de 2011

Bizcocho de las Carmelitas descalzas de Sevilla

La receta de hoy es una de esas con solera. No sé cuándo habrá comenzado la cadena, pero para hacer este bizcocho alguien tiene que pasarte una porción de masa madre cuyo origen en teoría es el convento de las Carmelitas descalzas de Sevilla y desde allí ha ido pasando de mano en mano, creciendo y multiplicándose en nuestros hogares, en símbolo de la salud y la suerte que te desean quienes te dan esta porción junto con la receta.

Gracias a Iria, del blog "Charlas de café" que ha sido la que ha hecho que llegara a mis manos un botecito burbujeante de masa madre.



El resultado es un bizcocho muy sabroso y aromático, húmedo y algo compacto, que dura muchísimos días como el primero. La masa madre en teoría no puede volver de las personas a las que se las diste, así que tendré que esperar a que de un par de vueltas por la ciudad y vuelva a mí, porque desde luego, repetiría la receta.

INSTRUCCIONES para un bizcocho de 24 porciones, se pueden reducir a la mitad para una torta de tamaño más manejable.


1 DIA. Se vierte el contenido del vaso entregado en un recipiente mayor y se añade un vaso de azúcar y otro de harina (no se mezcla).

2 DIA. Se mezcla con una cuchara.

3 DIA. No se toca.

4 DIA. No se toca.

5 DIA. Se le añade un vaso de azúcar, otro de leche y otro de harina. No se mezcla.

6 DIA. Se mezcla todo bien con una cuchara.

7 DIA. No se toca.

8 DIA. No se toca. El fermento tendrá más o menos este aspecto...



9 DIA. No se toca.

10 DIA. Se apartan de la masa tres vasos que se entregan a tres personas a las que les desees suerte y salud.

Al resto de la masa se le añade:

2 vasos de harina

1 vaso de aceite de girasol

1 vaso de leche

1 vaso de nueces y/o almendras picadas

1 sobre de levadura

2 huevos enteros

1 manzana troceada

1 pizca de sal

1 pizca de vainilla

1 pizca de canela

Se mezcla todo y se mete en el horno a 180º durante 30 o 40 minutos.



Para dar un aspecto más atractivo a la parte superior se puede espolvorear con azúcar glass una vez frío el bizcocho, o con azúcar blanca y trozos de manzana antes del horneado. De esta manera quedará una capa crocante en la parte superior.

Os dejo un vídeo de una misa de las Carmelitas descalzas de Sevilla para que cuando le deis el primer mordisco os sintáis todavía más en la gloria... si esto es posible, claro...

domingo, 20 de marzo de 2011

Savarín de coco con fresas y nata

El savarín o "Babá" no es más que un bizcocho de masa fermentada empapado en un almíbar generalmente alcohólico, que se hornea con forma de corona y cuyo centro se rellena con frutas y nata o chantilly.



INGREDIENTES
20 g. de levadura prensada.
350 g. de harina de trigo.
100 ml de leche templada.
4 huevos.
40 g. de azúcar.
esencia de vainilla y sal.
100 g de mantequilla o margarina.

Para el almíbar necesitaremos medio litro de agua, 200 ml de ron de coco (Malibú en este caso), 50 ml de vino blanco y 200 g de azúcar.

Fresas y nata montada.



Tamizamos la harina en una fuente profunda, y hacemos un hoyo en el centro. Ahí verteremos la leche templada y desharemos en ella la levadura prensada, mezclando un poco de harina de los bordes del volcán. Dejaremos fermentar esta mezcla unos 20 minutos hasta que veamos que la superficie tenga burbujas saliendo a flote.

Batimos los huevos con el azúcar, la esencia de vainilla y una pizca de sal, agregamos la mantequilla derretida, y añadimos esta mezcla al bol de la harina y el fermento. Mezclamos bien todos los ingredientes ya juntos, lo que nos dará como resultado una masa bastante fluída, y la dejamos fermentar otros 20 minutos.



Echaremos la masa semifermentada en un molde para savarín (una corona de silicona o metal) previamente engrasada, cuidando de no llenarla más de la mitad de su capacidad, y dejamos terminar de fermentar una hora más, o hasta que suba y doble su volumen.

Hornearemos 40 minutos a 200 grados, cuidando de que no se queme cubriendo el molde con un papel de aluminio si es necesario. El bizcocho quedará mucho más bonito si no lo dejáis tostar tanto como el mío, quizá 30 minutos sean bastante. Para este punto en concreto nos vendría bien conocer ya el molde y nuestro horno de preparaciones anteriores, yo era la primera vez que usaba la corona para este tipo de masas.

Una vez cocido lo dejaremos enfriar sobre una rejilla mientras preparamos el almíbar:

Hervimos el agua, los licores y el azúcar unos minutos, y lo vertemos en una bandeja alta donde quepa nuestro savarín. Lo introducimos (ya desmoldado, claro) en el líquido y dejamos que lo absorba lentamente. Este proceso puede llevar toda una noche.

Cuando esté completamente empapado, lo colocamos en la bandeja de servir y rellenamos con las fresas cortadas en dados y la nata montada. Si el postre no se va a comer en el día, recomiendo montar la nata con una pizca de ácido ascórbico (estabilizante) para que se mantenga firme más tiempo.

Si queremos darle un aspecto brillante a nuestro savarín, podemos pintarlo con un almíbar espeso (misma cantidad de agua que de azúcar) o mermelada.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Carrilleras de ternera gallega estofadas con champiñones enteros.

Estofado, palabra que viene del francés etoufeér (Asfixiado) es un guiso cocinado en una olla con tapa que evita que se evaporen los líquidos del mismo, permitiendo así conservar todos los aromas de los ingredientes. Se suelen estofar carnes con verduras agregándoles algún vino. Dicen los entendidos que cuanto más lento es el estofado, más sabroso está el guiso. Las carrilleras de hoy han estado en la olla dos horas y media, y se podían cortar con el tenedor tanto a favor como en contra de las hebras. Más tierno imposible.



INGREDIENTES para dos personas.

Una carrillera de ternera gallega.
Una cebolla.
Medio puerro.
Un diente de ajo.
Un tomate pequeño.
Un trozo de pimiento verde.
Una taza de guisantes.
Una docena de champiñones frescos enteros.
Una zanahoria.
200 ml de vino blanco (puede ser tinto, en este caso la salsa quedará más oscura).
Aceite de oliva, sal, pimienta, pimentón.

No me he querido exceder con los condimentos para no enmascarar el sabor de esta carne, que no es muy fuerte.

Comenzamos sellando la carne limpia de grasas e impurezas, partida en dos trozos. Par a ello la freímos en un fondo de aceite de oliva en la misma olla donde vayamos a hacer el estofado. Cuando esté dorada por todos lados reservamos la carne y en el mismo aceite añadimos algunas de las verduras picadas finamente: La cebolla, el pimiento, el puerro, y el ajo. Removemos para que todo se engrase y dejamos pochar. Cuando ocupen la mitad de su volumen en crudo, añadimos una cucharita de pimentón y removemos bien. Volvemos a colocar la carne, y agregamos el tomate pelado y cortado en dados, los champiñones, la zanahoria pelada y cortada en rodajas medianamente gruesas, salpimentamos y cubrimos con agua hasta que no sobresalga nada de carne.

Dejamos cocer a fuego lento, el mínimo posible para que hierva con la tapa puesta, y dejamos cocinarse dos horas, vigilando que no se quede sin agua (aunque la tapa esté cerrada siempre se escapa algo de vapor).

Cuando la carne ya esté tierna, retiramos las piezas, los champiñones y las zanahorias, y trituramos la salsa con el resto de las verduras. Si la salsa ha quedado demasiado líquida, podemos hacer un majado con pan duro, pan tostado o incluso picos o regañas. Las trituramos bien en el mortero, añadiendo un poco de líquido del guiso, y mezclamos bien en la olla. Añadimos también los champiñones, zanahorias, carne, y los guisantes frescos. Dejamos cocer otros 15 o 20 minutos y servimos.

En este caso Yo lo he acompañado de unos grelos cocidos, que aquí en Galicia estamos en temporada, y unas patatas fritas, que con la salsita ¡Estaban de vicio!

martes, 15 de febrero de 2011

Tarta de queso nevada

No me puedo creer que no haya subido ninguna receta de tarta de queso. ¡Si es mi favorita! Esta es una manera más de presentarla... Es una tarta pequeña, en casa sólo somos dos así que siempre las hago pequeñas para no estar toda la semana comiendo dulce. Contad con doblar o aumentar proporcionalmente las cantidades para moldes grandes.



INGREDIENTES (Para un molde desmontable alto de 18 cm)

Masa quebrada dulce,aromatizada con la ralladura de medio limón. Esta vez la he hecho en la panificadora (qué fácil, con lo laborioso que es hacerlo a mano). Sólo echar todos los ingredientes en la cubeta en el programa de amasado. Ir añadiendo cucharadas (de café) de agua hasta que todo amalgame. Lo que sobre se puede congelar bien envuelto en papel plástico transparente.

250 ml de nata para montar.
200 g. de queso de untar tipo Philadelphia.
Dos yemas de huevo.
4 hojas de gelatina neutra.
100 ml de leche.
100 g. de azúcar.

Azucar glass para decorar.



Primero haremos la base y la cubierta de la tarta. Una vez haya reposado la masa quebrada de limón, la extendemos con la ayuda de un rodillo de cocina hasta obtener un grosor de unos 3 o 4 milimetros. (yo lo hago siempre entre dos láminas de papel film transparente, así no hace falta enharinar la superficie ni el rodillo, y luego también es más fácil de manipular. Necesitaremos dos círculos del tamaño del fondo del molde donde haremos la tarta. Los colocamos en la bandeja del horno y uno de ellos lo cortamos en porciones del tamaño de ración, con un cuchillo afilado. Procuraremos hacer estos cortes con un cuchillo grande, presionando y levantando la hoja cuidadosamente,sin arrastrar, para que no se deforme el círculo. Cuanto más iguales queden las porciones, más estético será el resultado final. Este precortado lo hacemos para poder cortar la tarta una vez terminada sin que se deshaga o deforme, porque la masa quebrada en frío es dura y nos sería imposible atravesarla con el cuchillo sin aplastar el relleno.

Horneamos 10/15 minutos a 190 grados, hasta que empiece a dorarse, y dejamos enfriar sobre la bandeja, fuera del horno.



Para el relleno de queso:

Montamos la nata y reservamos. Hidratamos las hojas de gelatina.
Calentamos la leche y añadimos el azúcar hasta disolverlo por completo. Agregamos también las hojas de gelatina hidratadas y escurridas y removemos hasta hacerlas desaparecer. Apartamos del fuego.

Cuando esta mezcla se haya templado, añadimos el queso de untar y batimos bien. Comenzará a espesar al añadirle un ingrediente frío. Añadimos ahora las yemas de huevo y integramos bien. Mezclamos por último, y con cuidado, la nata montada, con movimientos envolventes, para que no se baje. La mezcla quedará con una textura parecida a una mousse.

Colocamos la base de masa quebrada en el fondo de un molde desmontable con el fondo y los lados cubiertos de papel encerado, y vertemos sobre ella la preparación anterior. Dejamos cuajar la gelatina en la nevera durante dos o tres horas. Cuanto más tiempo mejor.

Cuando vayamos a servir la tarta, asegurándonos de que ha cuajado por completo, desmoldamos en un plato o papel, y colocamos sobre ella las porciones de galleta formando una tapa completa. Espolvoreamos el azúcar glass con la ayuda de un colador y después trasladamos con mucho cuidado la tarta a la bandeja de servir.

martes, 1 de febrero de 2011

Coxinhas de pollo y queso

¿Brasileñas? ¿Portuguesas? Leo diferentes opiniones en la red acerca del origen de estos aperitivos con cierto parecido a las croquetas, pero yo supe de su existencia por dos Brasileños muy cercanos a mí (Hola Helena, hola Vicente). Ellos hablaban de la venta ambulante de esta masa rellena y empanada que según leo, se llama así porque habitualmente se le da forma de zanco de pollo (que es lo que significa literalmente "coxinha"). Las probé por primera vez este domingo precisamente gracias a ellos, y como tenía sobras de pollo en la nevera me puse a buscar recetas en internet, y después de leer un montón de ellas, he cogido algo de unas y algo de otras, y aquí está la que he hecho yo.



INGREDIENTES (Para una docena de coxinhas)

200 ml. de caldo de pollo (O la misma cantidad de agua con un cubo de concentrado)
200 ml. de leche.
50 g. de mantequilla.
1 huevo.
Dos tazas y media de harina (taza de 250 ml)

150 g. de sobras de pollo cocido o asado
75 g. de queso rallado.

Huevo batido y pan rallado para empanar.




La masa de estas coxinhas está a caballo entre la bechamel espesa de las croquetas y la masa de profiteroles. Yo la hice en la panificadora, con el programa de mermelada, que amasa con calor (así se va cociendo la harina a medida que se amasa), pero también se puede hacer de manera tradicional en una cacerola:

Modo tradicional: Ponemos a calentar el caldo, la leche y la mantequilla, hasta que esté a punto de hervir. Cuando esto suceda, añadimos la harina de una vez, y removemos con una cuchara de palo. Agregamos el huevo un poco batido y removemos y removemos hasta que esté todo perfectamente integrado. La masa se irá endureciendo hasta llegar a una consistencia óptima para su moldeado, algo parecido a la plastilina. Volcamos en una fuente y dejamos templar hasta que su temperatura sea agradable para manejarla.

En Panificadora: Colocamos en la cubeta la harina, y encendemos para que vaya calentándose hasta que empiece a amasar. Mientras tanto, ponemos a hervir en una cacerola el caldo, la leche y la mantequilla, hasta que esta se disuelva.

Cuando los ganchos de la amasadora comiencen a girar, vertemos el contenido líquido a punto de hervir sobre la harina, todo de un golpe. Dejamos amasar hasta que todo esté perfectamente integrado y lo bastante sólido como para manejarlo. ¡No usaremos el programa completo! Ya que no es esta su función, si no que sólo es un pequeño truco para no tener que remover la masa a mano.

Apagamos la panificadora, extraemos la cubeta y volcamos la masa en una fuente y dejamos templar hasta que su temperatura sea agradable para manejarla.



Para el relleno simplemente picamos el pollo en pequeños trozos y mezclamos con el queso rallado. He leído otras variantes en las que se hacía una mezcla de cebolla frita y pollo, y algunas en las que en cada coxinha se introducía un taco de queso para que se notase más.

Con las manos enharinadas, tomamos porciones de masa del tamaño aproximado de un huevo, les damos forma redonda, y después ahuecamos haciendo una especie de cesta donde colocaremos una cucharada de relleno. Apretamos los bordes estirándolos hacia arriba de manera que todo el pollo quede cubierto, y retorcemos, formando un piquito. Esta masa es extraordinariamente moldeable y fácil de manejar siempre que tengamos las manos algo enharinadas.

Una vez formadas las coxinhas, las rebozamos con huevo batido y pan rallado, y freímos en abundante aceite hasta que estén doradas.

Se pueden congelar después de empanar, y cuando queramos utllizarlas bastará con dejar descongelar un rato y freír.

domingo, 16 de enero de 2011

Scones de tomillo y Grana padano

Un scone es un bollo típico de Escocia, (De hecho allí hay una ciudad con ese nombre, lo que me hace suponer que su origen es en concreto de ese lugar) cuyo consumo se ha extendido a todo el Reino Unido y más allá. Más a menudo encontraremos en las islas scones dulces que salados, refiriéndonos a estos últimos como "bollos de soda" y llevando harina de patata como ingrediente principal. Yo he unido la tradición Escoces con la Italiana: concretamente el queso Grana Padano fue creado por los monjes cistercienses de Chiaravalle que usaban queso curado como una forma de conservar los excedentes de leche. ¿Sabías que cada queso Grana Padano pesa entre 24 y 40 kilos?



INGREDIENTES

250 g. de harina de trigo.
90 g. de mantequilla.
Un huevo batido.
75 g. de leche entera.
50 g. de azúcar glass.
125 g. de queso Grana padano rallado.
Una cucharada de postre de tomillo.
Una pizca de sal.
Una cucharadita de levadura en polvo. (un sobre royal o potax).


Batimos la mantequilla a temperatura ambiente, con unas varillas, hasta obtener una crema espumosa. Añadimos las hierbas, la sal, el azúcar y el queso y la mitad del huevo batido (reservaremos la otra mitad para pintar los bollos), y después la harina mezclada con la levadura.
Mezclamos con una espátula de madera formando grumos arenosos, y vamos añadiendo la leche mientras seguimos abatanando la mezcla. No hace falta trabajarla con las manos,
de hecho no debe amasarse demasiado. La consistencia final no ha de ser una masa firme ni lisa, si no una bola informe apelotonada y frágil. La dejaremos reposar en la nevera para que se endurezca un poco.

Pasada media hora más o menos, y sobre una superficie enharinada, aplanamos la bola hasta obtener una plancha de unos 3 centímetros de grosor, y cortamos los scones con un cortapastas o un vaso. Los vamos colocando en la bandeja del horno y pintamos con el huevo batido que habíamos reservado con anterioridad. Horneamos 15 minutos a 180 grados, colocando un papel vegetal por encima los últimos diez minutos, para que el interior quede húmedo, y el exterior crujiente y dorado pero no quemado.

Estos scones resultan riquísimos cortados a la mitad y rellenos con jamón cocido, pero también están muy buenos solos, como acompañamiento o como aperitivo.

viernes, 14 de enero de 2011

Yaky gyoza (empanadillas de carne y repollo al estilo chino)

Tras el reciente descubrimiento de un supermercado chino en mi ciudad (¡Gracias Lolo!), y después de mucho tiempo intentando hacer en casa las tapas de estas riquísimas empanadillas, sin éxito, mis ansias de gyozas se han visto satisfechas al encontrar en la sección de congelados de dicho supermercado, paquetitos de 20 tapas. Lo que es la vida, a punto de empezar a escribir esta receta, hice una última búsqueda en internet para intentar averiguar por qué no me salían las tapas caseras, y encontré ESTA WEB, donde leo que la masa se hace con agua hirviendo. Sólo eso, harina, sal, y agua caliente. Hasta ahora siempre había hecho la masa con agua fría. ¿Será ese el secreto para conseguir unas gyozas completamente caseras? Lo intentaré de nuevo con harina normal y una mezcla que también compré en el supermercado "Amigo" (ese es su nombre) y subiré futuras actualizaciones con las novedades. De momento os dejo la receta con las tapas prefabricadas, que por cierto estaban riquísimas y tenían la textura perfecta.



INGREDIENTES (Para unas 30 unidades)

Tapas de empanadillas chinas (Gyoza)
200 g de carne de cerdo picada.
100 g de repollo picado en trocitos lo más pequeños posible.
100 g de ajo puerro picado en trocitos lo más pequeños posible.
2 dientes de ajo.
Un trocito de jengibre del tamaño de un diente de ajo.
100 ml de salsa de soja.
50 ml de vino blanco suave.
Una cucharada sopera de azúcar.
Una pizca de pimienta negra (al gusto).

Un bol con agua para cerrar las gyozas, aceite de sésamo o de girasol en su defecto, agua, y una sartén antiadherente con tapa para cocinarlas.

Salsa de soja y vinagre de arroz, para acompañar.

Mezclar con la mano todos los ingredientes. Yo empecé por la carne con los condimentos, hasta que se volvió un poco más blandita, y entonces añadí las verduras. Amasar bien hasta que todos los ingredientes estén perfectamente integrados. Como la porción de relleno que lleva cada empanadilla es bastante pequeña, es necesario que tenga un poco de todo por eso es tan importante hacer bien la mezcla.

Enharinamos la superficie donde vayamos a colocar las gyozas según las vayamos haciendo, para que no se peguen y se rompan al cogerlas después.

Cogemos cada tapa de empanadilla (O raviolis chinos, como también he visto que se les llama), y en el centro colocamos una porción de relleno del tamaño de una nuez pequeña. Mojamos todo el contorno de la tapa con el dedo humedecido y las cerramos en forma de media luna.

Para cerrar las gyozas hay muchas técnicas, la más común es dejar uno de lados sin dobleces e ir solapando los del otro lado hasta conseguir un efecto de abanico. También se pueden cerrar de la manera clásica, o con un aparatito para hacer empanadillas. Las hay quien las deja con la forma tradicional, "a la española", pero lo más típico en China es aplastarlas de manera que se queden de pie sobre la parte contraria a la unión o "corteza", en forma de bolsita. De esta manera la parte que queda en contacto con la sartén es donde va el relleno de carne, y se cocina más y mejor. Yo lo he hecho de esa manera.



Una vez que tengamos todas las gyozas formadas, pintamos el fondo de una sartén con aceite (apenas un pincelado), y calentamos a fuego máximo. Las colocamos lo más rápido posible, no importa que estén muy juntas, (yo con la "panza" hacia abajo), y cuando las oigamos chisporrotear, añadimos agua hasta que las cubra aproximadamente por la mitad. Tapamos (a ser posible con una tapadera de cristal, para controlar la cocción) y dejamos cocinar a fuego fuerte hasta que se haya evaporado toda el agua. Importante no levantar la tapa porque la parte de gyoza que queda fuera del agua se cocinará al vapor, mientras que la inferior (donde está la carne) tendrá una cocción más "tradicional".

Cuando el agua se evapore, (vigilando bien porque es un momento delicado, nada de irse a mirar recetas al ordenador mientras dejamos que se cocinen, son apenas unos minutos y si se quedan al fuego sin agua tendremos un bonito desastre para cenar) bajamos un poco el fuego y añadimos un par de cucharadas de aceite (sésamo o girasol) entre las empanadillas, dejamos dorar. Observaremos que parte de los jugos del relleno, incluído el azúcar, se habrán filtrado y formarán una deliciosa costra en la base de cada empanadilla. El truco está en no dejarlas demasiado tiempo para que estos jugos no se quemen, ni tan poco como para que no se doren. Advierto que el proceso es bastante rápido.

Con una espátula retiramos las gyozas de la sartén y las servimos con la parte dorada hacia arriba. Es posible que si hemos hecho muchas a la vez se queden pegadas entre sí por los jugos que han soltado, se separan con cuidado o se sirven todas juntas.

La salsa para acompañar se hace con mitad de salsa de soja y mitad de vinagre de arroz. También pueden acompañarse de salsa hoisin.



¡Ah! Por cierto, para los que viváis en La Coruña y no sepáis del supermercado "Amigo", está en la calle Tornos, cerca de la Ronda de Outeiro. Son muy amables y seguro que si tenéis alguna duda os la intentarán resolver.