martes, 28 de junio de 2011

Caipirinha (receta suavecita de mi madre)

A mi madre le llaman Doña Caipirinha. Se ha hecho famosa con este cóctel en el camping donde veranea.



INGREDIENTES

1 litro de limones exprimidos.
2 o 3 limas.
6 cucharadas soperas de azúcar.
100 ml de cachaça.
Hielo picado.


El día anterior a consumir lavar muy bien y exprimir un montón de limones y mezclar el zumo con la cachaça y el azúcar. Dejar en un bote hermético con las cáscaras macerando toda la noche(El aroma de la cáscara le da un toque especial). Al día siguiente retiramos las cortezas del limón y añadimos las limas cortadas en gajos.

En el momento de tomarla, echamos una cucharadita de azúcar en el fondo de la copa, llenamos la misma con hielo picado, y servimos la mezcla anterior. Tomar con pajita, absorbiendo el azúcar del fondo para apreciar su textura crujiente en la boca.

Como casi no lleva alcohol, apenas sirve de aromatizante, ¡Está buenísima!

lunes, 27 de junio de 2011

Boquerones en vinagre

El verano, los calores, comer en el jardín, gazpacho y boquerones ¿Sigo estando en Galicia?



Hacer boquerones en vinagre es fácil pero laborioso. Limpiarlos es un autentico acto de paciencia, luego macerarlos, y finalmente, yo al menos, congelarlos por si en alguno de ellos reside el bichito parásito llamado anisakis. ¿Lo bueno? Que si los congelas en tuppers pequeños con la cantidad de boquerones que quieras servir, puedes tener boquerones en vinagre todo el año con el trabajo de un día.

Vamos con la receta. Yo generalmente hago medio kilo de pescado pero si tenéis ganas o un pescadero majo que os limpie los boquerones, podéis hacer más.

INGREDIENTES

500 g de boquerones frescos.
250 ml. de vinagre (de vino o manzana).
1 diente de ajo.
250 ml de agua.
Un par de hojas de laurel.
Perejil picado al gusto.
Sal.

Limpiar bien los boquerones es el secreto para que la carne del pescado quede muy blanca. Cualquier resto de sangre oscurecerá el resultado. Para limpiarlos, en el fregadero con agua muy fría. Con la ayuda de unas tijeras o con la uña si la tenemos resistente, rompemos la espina dorsal justo detrás de la cabeza, y tiramos de ella hacia el vientre. Arrastrará con ella todas las vísceras, rompiendo la piel de la barriga del pescado, que es muy frágil. Lavamos bien cada uno de ellos bajo el chorro del grifo, abriendo más con el dedo si es necesario, hasta eliminar cualquier resto de sangre o tripas.
Quitarles las espinas es muy fácil, tirando de la espina dorsal hacia el vientre también, se separará fácilmente y abrirá el boquerón en dos. Desprendemos la cola tirando de ella y seguimos limpiando hasta que sólo quede la carne limpia. Así unas 30 veces, hasta acabar con el medio kilo de boquerones. Ya os dije que había que tener paciencia. No hay que preocuparse por las pequeñas espinas finas como pelos que quedan prendidas en los lomos, se desharán con el vinagre.

Una vez limpios y requetelimpios los pescaditos, mezclamos igual cantidad de vinagre que de agua, y una cucharadita de sal, y los sumergimos en el líquido. Deben quedar totalmente cubiertos. Yo también añado un diente de ajo laminado y un par de hojas de laurel, aunque en muchas recetas recomiendan ponerlos en crudo al final. Yo prefiero hacerlo así porque me gusta el sabor del ajo pero no comerlo crudo, así que antes de servir retiro las rodajas del bulbo y no se encuentran en el plato, estando presente su sabor.

Dejamos macerar los boquerones toda la noche.

Si queremos acelerar el proceso, aumentaremos la cantidad de vinagre de la mezcla con agua. En un medio más ácido no hace falta tenerlos tanto tiempo, pero también quedarán más rígidos.

Al día siguiente se escurre bien el pescado, que ha de tener la carne blanca por fuera y por dentro (abrimos el más grueso para comprobar). Retiramos el laurel y el ajo, y colocamos en envases de plástico que puedan ir al congelador. Podemos aliñarlos con aceite de oliva antes o después de congelarlos, yo lo hago antes porque he leído que congelándolos protegidos con aceite se conservan mejor y se rompen menos, así que al colocarlos en los envases añado aceite de oliva virgen extra entre cada capa de pescaditos.

Dejar congelados al menos 48 horas para prevenir el anisakis.

Dejar decongelar a temperatura ambiente un par de horas antes de consumir, y esparcir perejil picado fresco por encima al servir. Una vez descongelados pueden guardarse en el frigorífico varios días, siempre cubiertos con aceite.

Recomendado acompañar con una buena cesta de pan para mojar el aceite de oliva.

jueves, 23 de junio de 2011

Yogures de vainilla con compota de picotas (Yogurtera)

Retomamos el trabajo en el blog después de una gran pausa por motivos personales (festivos), con una receta sencilla y uno de mis autoregalos de boda: Una yogurtera. Parece mentira lo fácil que es hacer yogures en casa con este baratísimo electrodoméstico. No sé si ahorraremos mucho en la elaboración de nuestros yogures, pero lo que es seguro es que sí lo haremos en envases plásticos que por lo visto en no todas las ciudades reciclan como se debería.



Como estamos en época de cerezas, me animé a hacer una compota de picotas para estos yogures.

INGREDIENTES

200 g. de picotas lavadas.
4 cuchardas de azúcar. (cantidad orientativa, depende de lo golosos que seamos)
Unas gotas de esencia de vainilla.
750 ml. de leche desnatada.
Un yogur natural.
Dos hojas de gelatina neutra.

El día anterior a la elaboración de los yogures, hacemos la compota. Deshuesamos las picotas y las ponemos a calentar en un cazo con dos cucharada de azúcar. A los cinco minutos de hervir, que ya habrán soltado un montón de jugo, añadimos la gelatina que habremos puesto a hidratar previamente, y la disolveremos muy bien con la ayuda de una cuchara de madera. Se puede cocinar más, pero personalmente creo que a las cerezas no les sienta muy bien la cocción, pierden el sabor.
Retiramos del fuego y repartimos en las tarrinas de cristal de los yogures. Podemos llenar más o menos el vaso según nos guste. Dejaremos enfriar a temperatura ambiente y luego meteremos en frigorífico para que cuaje la gelatina.



Al día siguiente pondremos a fermentar el yogur. Calentamos ligeramente la leche y le añadimos azúcar al gusto (Yo calculé una cucharada de postre por yogur). Removemos hasta que se disuelva. Dejamos enfriar al menos a 40 grados pues es la temperatura óptima para que el yogur fermente y reservamos. Batimos el yogur (comprado o de una tanda anterior de yogures caseros) con la esencia de vainilla hasta obtener una crema fina y sin grumos, y vamos añadiendo leche poco a poco hasta completar los 750 ml. Repartimos en los vasitos de yogur con cuidado de no deshacer la compota/gelatina de cerezas, y metemos en la yogurtera unas 12 horas.

Cuando estén cuajados dejamos enfriar a temperatura ambiente antes de meter en la nevera, y después refrigeramos. Al cabo de un día de frío estarán más cremosos.