lunes, 18 de octubre de 2010

Pan semidulce de Otoño

Lo que más me gusta del otoño es coger castañas y avellanas, nueces y manzanas tardías. También me encantan las setas, pero eso ya son palabras mayores y antes de cogerlas alegremente del campo hay que ser un entendido y yo ni tengo un libro en casa sobre el tema. En fin, hoy un pan un poco dulce, hecho en la panificadora, que lleva un trocito de otoño en su interior. ¡Huele toda la casa de un bien!



INGREDIENTES

300 ml. de agua.
25 g. de mantequilla.
Una cucharadita de sal.
Una cucharada sopera de azúcar.
Una cucharada sopera de miel.
540 g. de harina de trigo.
25 g. de levadura fresca prensada.
150 g. de frutos secos variados. Yo usé arándano y albaricoque deshidratado, avellanas, nueces y uvas pasas.



Echamos todos los ingredientes menos los frutos secos en la cubeta de la panificadora, primero los líquidos y después el resto. Amasamos y dejamos levar usando el programa 4. Horneamos seleccionando el tipo de tueste de la corteza deseado. (Yo usé el mínimo porque me gusta el pan con corteza blanca).

Una vez hecho, dejamos enfriar sobre una rejilla. Como sale mucha cantidad, si no sois muchos en casa, yo recomiendo cortarlo en rebanadas y congelarlas. Con sacarlas un cuarto de hora antes de consumir del congelador, o meterlas en la tostadora, quedan perfectas para cualquier desayuno o merienda.

Esta noche lo cenaremos en tostadas con queso al horno. Yo creo que la combinación quedará muy bien.

jueves, 14 de octubre de 2010

Albóndigas en salsa cebollera y pimiento rojo frito.

Redonditas, calentitas, con salsita para mojar... mmmm ¡Ya está aquí el otoño!



INGREDIENTES

Para unas 20 albóndigas...

300 g. de carne picada mixta.
Una yema de huevo.
Dos dientes de ajo pelados y machacados.
Dos rebanadas de pan de molde.
Un cuarto de cebolla picada en brunoise.
Perejil, pimienta y sal.
Un poco de leche para remojar el pan.
Aceite de oliva para freír.
Harina para rebozar.

Para la salsa...

Tres cebollas grandes.
Aceite de oliva.
Un vasito de vino blanco.
Sal.
Aceite de oliva.

Mezclamos en un bol la carne, la yema de huevo, los condimentos, y la miga del pan previamente remojada en leche y escurrida. Amasamos con las manos (es mucho más agradable si la carne está a temperatura ambiente) hasta que todos los ingredientes estén perfectamente mezclados. La cebolla ha de estar picada muy, muy fina, cuanto más mejor, para que no se encuentren los pedazos en la boca, pero sí aporte jugosidad a la albondiga. Si la mezcla nos ha quedado muy blandita (porque no hemos escurrido bien el pan o porque el huevo tenía la yema muy grande), podemos ir añadiendo un poco de harina, pero sin pasarnos o quedarán muy duras al cocinarse.

Hacemos bolas del tamaño deseado, procurando que sean todas iguales (por estética), y las rebozamos en harina antes de freírlas a fuego bastante fuerte. Cuando estén doradas las retiramos a una fuente con papel absorbente en el fondo para que se libren del exceso de aceite. Reservamos.

Mientras, en una olla ancha, y con un par de cucharadas de aceite (podemos reutilizar el de freír las albóndigas si no se nos ha quemado), pochamos la cebolla con una puntita de sal a fuego lento durante diez o quince minutos, que se dore poco a poco pero sin quemarse. Cuando se haya vuelto marrón caramelo y empiece a deshacerse, añadimos la copita de vino blanco (y una hoja de laurel si nos gusta el sabor). Dejamos reducir durante unos minutos más, y trituramos con la batidora. Añadiremos agua o mejor aún caldo, si tenemos, mientras seguimos dándole a la batidora, hasta obtener una textura cremosa donde terminarán de cocer las albóndigas. Para ello las echamos en la olla y las dejamos a fuego muuuuy lento unos minutos más.

En este momento, justo antes de servir, podemos picar el pimiento en pequeños cuadraditos, y dejarlo caer encima de cada ración, una vez emplatada.

Se pueden acompañar de patatas fritas, arroz en blanco o puré de patatas. ¡Ah!¡Y al día siguiente están igual de buenas!

miércoles, 13 de octubre de 2010

Risotto de berenjenas y algas.

Vaya con las algas, menudo cuerno de la abundancia. El alga wakame, en concreto, es muy rica en Calcio, además de en Potasio, Sodio,Yodo, Fósforo y Magnesio, y tiene muchas vitaminas A, B1, B2 y C. Todo eso sin apenas calorías, y concentrado en una textura única, crujiente y blandita a la vez. Una maravilla, vamos. (Si tenemos problemas de tiroides mejor no consumirla por su alto contenido en Yodo)



Mezclada con otros alimentos no destaca especialmente por su sabor. En este risotto si no llego a avisar en casa, cuela por cualquier verdura de hoja, sin duda alguna.

INGREDIENTES (para dos personas)

1 cebolla.
150 g. de arroz para risotto.
Una berenjena.
Dos ajos.
150 ml. de vino blanco.
Un litro de caldo ligero de verduras.
50 g de queso parmesano (mejor un trozo que el que viene en polvo).
1 chorrito de nata.
Sal, pimienta y perejil.
Aceite de oliva.
1 lata de 90 g. de alga Wakame en conserva. (Si las habeis comprado deshidratadas, seguid las instrucciones del fabricante).


Algas wakame

Para un buen risotto, es mejor seguir las recomendaciones que en su día colgué AQUÍ, son unas instrucciones paso a paso comunes a todas las recetas de risotto, y así hacer más cortas las explicaciones de cada uno en particular.

Ponemos a calentar el caldo de verduras.

Hacemos un sofrito con la cebolla y el ajo picaditos, en un buen chorro de aceite de oliva. Una vez pochadas estas verduras, añadimos la berenjena cortada en dados de un centímetro aproximadamente. Absorberá casi todo el aceite, porque la berenjena es como una esponja, así que no tengais el fuego muy alto o se quemará todo.
Dejamos hacerse unos minutillos y añadimos el arroz. Removemos bien, dejándolo tostarse un poco, y agregamos el vino blanco. Removemos bien con cuidado de no tener la cara muy encima o los vapores etílicos podrían hacernos ver la vida demasiado maravillosa y olvidarnos de seguir cocinando, jejejeje.

Pasados unos segundos removiendo el arroz y mezclándolo con las verduras a la vez que se tuesta, empezamos a añadir el caldo de verduras que ya estará caliente para no cortar la cocción del arroz. Vamos añadiendo caldo a medida que el cereal absorba todo el líquido y seguimos removiendo siempre, sin prisa pero sin pausa. A los diez minutos aproximadamente añadimos las algas (no las pongo al principio para que con tanto remover, no se rompan demasiado y queden trozos vistosos). Añadimos también las especias. Removemos y removemos, y volvemos a remover, hasta que pasen 20 minutos de cocción en total, o hasta que el arroz no admita más caldo (lo que ocurra antes). Probamos y corregimos de sal si hace falta (Suponemos que el caldo de verduras ya tenía sal). Agregamos también el chorrito de nata, y el queso parmesado rallado. Removemos bien (ya queda poco de remover) y dejamos reposar un par de minutos antes de servir.

Queda muy bien con un crujiente de bacon por encima.


Una foto que he encontrado en la red, de algas wakame en un secadero japonés.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Bizcocho de avellanas con chocolate blanco.

La receta la encontré en el libro Pasión por el chocolate (Uno de las docenas sobre cacaos y chocolates que tiene mi suegra) pero por primera vez lo vi en un blog de los que sigo, hace bastante tiempo. La cocinera del blog mencionaba que salía en este libro y allá fui, a mi biblioteca de préstamos golosos personal. No recuerdo exactamente quien era, así que si viene por aquí de visita ¡Que se manifieste!.



INGREDIENTES

100 g. de mantequilla.
5 claras de huevo.
80 g. de avellanas trituradas.
100 g. de chocolate blanco
150 g. de azúcar
75 g. de harina


Fundiremos la mantequilla a fuego lento y mientras tanto montamos las claras a punto de nieve (Podemos ayudar a que queden más firmes con un poco de cremor tártaro). Añadimos a las claras el azúcar y seguimos montando.

Una vez bien firme en merengue, agregamos la harina y las avellanas trituradas, y mezclamos con una cuchara, con movimientos envolventes, para que las claras no se bajen. Añadimos también la mantequilla derretida.

Hornearemos en un molde previamente engrasado, unos 15 minutos a 200º, luego bajamos la temperatura y dejaremos diez minutos más. Como siempre vigilando el horno para que la superficie no se tueste demasiado, en cuyo caso cubriremos con papel de aluminio.



Derretiremos al baño maría el chocolate blanco, y verteremos sobre el bizcocho aún sin desmoldar, para que no cubra las paredes (Si nos gusta que las cubra, haremos este paso con el bizcocho ya desmoldado). Decoramos como más nos guste y dejamos enfriar.