miércoles, 30 de septiembre de 2009

Pimientos fritos rellenos de berenjenas y arroz.

Para explicar esta receta me surge una duda que intentaré contaros... los pimientos que utilicé son los obtenidos de las semillas que planté esta primavera, y aunque creo que éstas, que había guardado del año pasado, eran recolectadas de pimiento morrón, el aspecto de los frutos de unas cuantas plantas es más bien de piquillo. Sin embargo el tamaño y el sabor son definitivamente morrones. Supongo que los que encontrareis en supermercados y verdulerías también valdrán para esta receta, aunque serán más difíciles de sellar con pan rallado, sigo suponiendo, por tener la tapa más ancha. La cuestión es probar.


INGREDIENTES (para dos personas):

Dos o tres pimientos, dependiendo del tamaño.
Dos berenjenas pequeñas o una grande.
Dos dientes de ajo.
Una cebolla grande.
100 gramos de arroz.
Un huevo batido.
Pan rallado.
Sal.

Pelamos y cortamos en dados las berenjenas, y las dejamos en una fuente honda con agua muy salada, hasta el momento de usarlas, para que expulsen el jugo amargo.

Con un cuchillo afilado, cortamos la tapa de los pimientos procurando que salga entera, y les quitamos las semillas con cuidado. Lavamos bien por dentro y por fuera. Reservamos.

Cocemos el arroz en agua salada, según las indicaciones del paquete, dependiendo del tipo. (Bomba unos 20 minutos, basmati 10.. etc.)

Cortamos la cebolla y el ajo en brunoise, y los sofreímos en un chorro de aceite de oliva y con un pellizco de sal, 15 minutos a fuego lento, hasta que empiece a dorarse. Añadimos entonces los dados de berenjena, una vez los hayamos lavado y retirado el agua. Pochamos otros diez minutos, y añadimos el arroz escurrido, que para entonces ya estará cocido. Salteamos, Rectificamos de sal, y dejamos templar para que sea más fácil rellenar los pimientos.

Con ayuda de una cuchara, introducimos la mezcla dentro de los pimientos, presionando bien y llenándolos hasta el borde mismo. El relleno queda lo suficientemente compacto para que no se caiga al ponerlos de lado e incluso boca abajo, si no es así, ¡Lo lamentaremos en el siguiente paso!

Batimos el huevo en un plato, y en otro disponemos el pan rallado. Cogemos los pimientos de uno en uno, y boca abajo, mojamos la abertura en huevo, luego en pan rallado, luego en huevo otra vez, y finalmente en pan rallado, presionando bien cada vez que los apoyemos en el pan, para que la tapa quede "sellada". En abundante aceite caliente, pasamos a freír los pimientos, primero boca abajo, apoyando el empanado en el fondo de la sartén, y después por todos lados, procurando que se hagan el mismo y suficiente tiempo por todas las caras. Freímos también las tapas con rabito para adornar.

Si la cena es de postín y somos medianamente mañosos, podemos retirar las pieles de cada pimiento una vez fritos, pero si no confiamos en nuestra destreza, podemos dejar que cada uno las retire en su plato, porque salen muy fácilmente.

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