La foto no hace justicia al sabor del arroz. Es una comida muy fragante, muy picante, y sabrosísima. He adaptado la receta a ingredientes que se pueden encontrar fácilmente sin salir de la ciudad.
INGREDIENTES (Para 4 personas)
300 g de arroz jazmín. (Podría ponerse en su lugar arroz Basmati)
Dos filetes finos de pechuga de pollo.
Dos filetes finos de lomo de cerdo.
Cuatro lonchas de bacon ahumado.
Dos cebollas.
Dos cucharaditas de té de pasta de guindilla thailandesa (en la foto)
100 ml de salsa teriyaki.
Sal, aceite vegetal.
Una lima.
Un trozo de jengibre fresco.
Lavamos el arroz enjuagándolo varias veces antes de cocerlo 9 minutos en abundante agua salada. Esto eliminará parte del almidón y permitirá que el arroz cocido no se amalgame. Una vez hecho lo escurrimos bien y le añadimos la corteza de la lima rallada y la albahaca fresca picada. Dejamos enfriar.
Mientras tanto, picamos el bacon y la cebolla en brunoise y la sofreímos en un wok o sartén alta, con un buen chorro de aceite, reservando un tercio de la cebolla para mezclar cruda al final y darle un toque crujiente al arroz. Si no nos gusta la cebolla cruda, la cocinamos toda.
Cuando la grasa del bacon se haya derretido y la cebolla esté dorada, añadimos la pasta de guindilla, el gengibre pelado y rallado (la cantidad depende de lo mucho que nos guste su sabor, yo suelo echar un trozo del tamaño de un azucarillo por persona, pero puede añadirse menos cantidad), y el zumo de la lima. Salteamos unos minutos y añadimos las carnes, también picadas en trozos muy pequeños. Yo he probado en varios tamaños, y cuanto más pequeños sean los trozos, más impregnados quedan de los demás sabores y aromas, por lo tanto, más ricos.
Cuando la carne cambie de color, añadimos la salsa teriyaki (que podemos sustituír por salsa de soja y una cucharada de postre de azúcar), y dejamos cocinar unos cinco minutos más, salteando o removiendo sin parar.
Justo antes de servir, ahuecamos el arroz ya frío con un tenedor, para separar los granos, y lo añadimos al wok o sartén para saltearlo y mezclar con la salsa. Si hemos reservado parte de la cebolla cruda, es el momento de añadirla también.
¡Servir con abundante bebida y ensalada fresca para aliviar los picores de la guindilla!
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